Organizar la vida familiar vira, en una gran parte, alrededor del calendario escolar. Quien tenga criaturas en Infantil o Primaria lo sabe de memoria: en qué momento cae el primer puente de otoño, si Semana Santa parte el trimestre en dos, si el fin de curso llega antes del calor pegajoso de junio. Y, para los que trabajan en secundaria o bachillerato, el calendario marca ritmos de evaluación, entregas y viajes de estudios. En España, además, cada comunidad autónoma ajusta su calendario dentro de un marco común, lo que multiplica dudas y comparaciones entre provincias vecinas. Este texto despeja el terreno a fin de que puedas planificar con criterio, sabiendo qué es común y qué depende del territorio, de qué forma leer las resoluciones oficiales y dónde suelen aparecer los cambios de última hora.
Cómo se fija el calendario escolar en España
El Ministerio de Educación establece unas bases generales, sobre todo en lo relativo a currículos y mínimos de días laborables, mas la competencia para aprobar los calendarios escolares en España recae sobre las comunidades autónomas. De forma resumida, cada autonomía publica, entre mayo y julio, una resolución donde concreta:
- El número de días lectivos por etapa educativa y el reparto por trimestres. El comienzo y fin de curso en Infantil, Primaria, ESO, Bachillerato y Formación Profesional. Las vacaciones de Navidad y Semana Santa. Festivos autonómicos y no lectivos propios. Días de libre disposición, que normalmente acuerdan los consejos escolares de centro.
En la práctica, hay un margen notable. Hay comunidades que prefieren comenzar antes en el mes de septiembre para finiquitar más pronto en el mes de junio, y otras prolongan un poco el curso para compensar semanas con más festivos. El número de días laborables suele moverse entre 175 y 180 en las etapas obligatorias, si bien para Bachillerato y FP el cómputo puede cambiar por evaluaciones finales, prácticas en empresas y pruebas excepcionales.
Cuál es la estructura frecuente del curso
La estructura más usual se articula en tres tramos: primer trimestre de septiembre a diciembre, segundo trimestre de enero a marzo o abril, y tercer trimestre de abril a junio. En Infantil y Primaria, el arranque acostumbra a situarse entre el seis y el 12 de septiembre. En ESO y Bachillerato, una semana después en ciertos territorios, especialmente si hay exámenes de septiembre o evaluaciones excepcionales de inicio de curso. FP se mueve en una horquilla similar, con ajustes si hay módulos en prácticas.
Las vacaciones de Navidad, por costumbre y por acuerdo, abarcan desde pocos días antes de Nochebuena hasta tras Reyes. Lo normal son dos semanas completas, si bien cambia si el 6 de enero cae en fin de semana. Semana Santa depende del calendario litúrgico y, por consiguiente, baila entre finales de marzo y mediados de abril. En casi toda España se disfruta la semana completa, de lunes a lunes o de viernes a lunes de Pascua, según autonomía.
El tercer trimestre desemboca en evaluaciones finales entre la primera y la tercera semana de junio en Primaria y ESO. Bachillerato acaba ya antes, hacia finales de mayo o primeros de junio, para permitir la preparación de la EBAU. Los institutos organizan desde ahí recuperaciones, pruebas extraordinarias y actos de graduación. En FP, las prácticas externas desplazan el cierre real del curso para una parte del estudiantado hasta junio o julio.
Puentes y festivos: dónde están los “huecos” que alteran la dinámica
Los festivos nacionales cierran los centros, igual que el resto de la administración, salvo salvedades muy puntuales en centros con calendario singular. Al lado de los festivos estatales, cada comunidad marca sus días propios y, en segundo término, los ayuntamientos añaden fiestas locales. Con esto se dibujan los puentes, que son los que más quebraderos de cabeza provocan en logística familiar y en programación docente.
El primer gran bloque llega en otoño. El 12 de octubre, Celebración Nacional, suele caer dentro del primer mes de clase y genera, si cae en martes o jueves, un puente de tres o 4 días si la comunidad o el centro añaden un día no laborable. El 1 de noviembre, Todos y cada uno de los Beatos, asimismo se presta a puente, y lo mismo pasa en torno al 6 y 8 de diciembre, con la Constitución y la Inmaculada. Hay años en los que el calendario escolar España encadena un par de semanas de clases intermitentes, buenas para oxigenar, menos buenas para la continuidad académica en áreas de cálculo o idiomas.
La primavera trae otros descansos. San José, festivo en ciertas comunidades, puede crear un fin de semana largo antes de Semana Santa. En territorios donde el Lunes de Pascua es festivo autonómico, el descanso de Semana Santa se prolonga un día más. Y en mayo, el 1 de mayo añade un alto casi al final del curso. En dependencia de la urbe, las fiestas locales de abril o mayo —Feria de Abril en Sevilla, San Isidro en Madrid, las Fogatas en Alicante— suponen múltiples días no laborables que cambian el paso al tercer trimestre.
Aquí es conveniente recordar la figura de los días de libre disposición del centro, por norma general 3 o cuatro al año. Los consejos escolares los asignan para formación docente, coordinación o proyectos de centro, y de manera frecuente los ubican para crear puentes que faciliten la conciliación. La letra pequeña es que estos días deben respetar el mínimo de jornadas lectivas fijado por la comunidad, de forma que no siempre y en toda circunstancia se pueden sumar al festivo deseado. Si te interesa optimizar un viaje, lo mejor es repasar a la vez la resolución autonómica y la web del centro.
Diferencias autonómicas que afectan a las familias
Quien se muda de una comunidad a otra lo nota de inmediato. El primero de los días de clase puede variar una semana, y eso complica el regreso de vacaciones o la contratación de campamentos de verano. Ciertas comunidades han adoptado calendarios más “termalizados”, con evaluaciones por ciclos y una pausa media en febrero. Otras han apostado por mantener trimestres más largos para no fragmentar en exceso el aprendizaje. Galicia y Castilla y León, por ejemplo, suelen mantener un calendario más tradicional, al paso que Navarra o la Comunidad Valenciana han experimentado con descansos de mitad de trimestre. Cataluña y País Vasco tienen tradición de iniciar antes o después según etapa y año específico.
La temperatura y el clima no son detalles menores. En zonas de mucho calor al final de primavera, el horario intensivo de junio es prácticamente un estándar en Infantil y Primaria, con salidas antes de las 14:00 y comedor reducido o sin comedor. En regiones más templadas, algunos https://jsbin.com/xocawaxila centros mantienen horario partido hasta mediados de junio. Estos matices cambian absolutamente la logística para las familias y la disponibilidad de actividades extraescolares.
La F.P. añade otra capa. Los periodos de FCT —prácticas en empresa— pueden extenderse a julio, y el alumnado entra y sale del instituto siguiendo tiempos diferentes del resto de etapas. Si hay prácticas internacionales o proyectos Erasmus+, los calendarios se amoldan con determinada flexibilidad, mas siempre y en todo momento en el marco general.
Cómo leer la resolución del calendario sin perderse
Las resoluciones autonómicas no están pensadas para ser piezas literarias, así que una lectura rápida puede distraer. Suelen iniciar con un preámbulo legal y, entonces, las datas clave aparecen en múltiples apartados. Hay que fijarse en las tablas finales donde se especifican, por etapas, los días de comienzo y fin, las vacaciones y los no laborables. Muchas incluyen anejos con mapas de festivos locales por provincias, o remiten a los boletines provinciales donde se aprueban las fiestas municipales.
Mi recomendación, por experiencia, es construirse una hoja sencilla con cuatro columnas: fecha, qué sucede, a quién afecta y fuente. Por ejemplo, 6 de diciembre, festivo estatal, todos y cada uno de los niveles, BOE. 20 de diciembre, inicio vacaciones de Navidad, Infantil y Primaria, resolución autonómica. 15 de mayo, fiesta local de San Isidro, ayuntamiento de la villa de Madrid, BOCM. Con esa hoja delante, planear es más simple y evitas sorpresas.
Vacaciones escolares: cuánto duran de verdad
Las fechas vacaciones escolares suenan obvias, pero esconden matices. Navidad ofrece, por regla general, entre diez y doce días lectivos de descanso, que se traducen en un par de semanas completas. Semana Santa acostumbra a suponer entre siete y diez días de parón, conforme caigan los festivos y si el Lunes de Pascua cuenta. En verano, la imagen de “tres meses de vacaciones” ya no es tan exacta. En Primaria y ESO se habla más bien de diez a once semanas, desde mediados de junio hasta principios de septiembre. En Bachillerato, el final es más temprano por EBAU y recuperaciones, y el retorno a clase puede atrasarse por pruebas extraordinarias o matrículas, aunque la docencia reglada empiece como el resto.
No olvides que la recuperación de días perdidos por causas meteorológicas o huelgas puede mover sutilmente esta fotografía. Algunas comunidades contemplan jornadas de recuperación si el recuento de días laborables cae por debajo del mínimo. No es habitual, pero conviene saberlo.

Puentes: pros, contras y de qué manera aprovecharlos sin perder el hilo
Los puentes son un alivio logístico para quien precisa una escapada, o simplemente parar cuando las semanas se hacen cuesta arriba. Como enseñante, he comprobado que funcionan bien cuando se aprovechan para cerrar temas ya antes y dedicar el retorno a comprobar y aplicar. Lo que perjudica es reprogramar exámenes inmediatamente después, cuando media España ha alterado de ritmo. En el lado de las familias, el puente bien planificado evita que septiembre parezca un muro y diciembre una carrera de obstáculos.
Un truco que me ha funcionado: no programar grandes hitos evaluables el primero de los días tras un puente, y en casa invertir treinta minutos al final del reposo en ordenar la mochila, comprobar la agenda y apuntar qué se va a ver esa semana. La diferencia entre volver a la clase con el bloc de notas al día o con la sensación de apagón se nota desde la primera hora.
Días lectivos: el número importa, mas también su calidad
El mínimo de 175 a ciento ochenta días lectivos es un estándar razonable por comparación internacional. Ahora bien, la continuidad cuenta tanto como el total. 5 semanas seguidas con rutinas estables rinden más que dos con cuatro interrupciones. De ahí que múltiples comunidades hayan comenzado a distribuir días no laborables para eludir concentrarlos en un solo mes. El equilibrio no es sencillo. Las familias piden puentes compatibles con su trabajo, el profesorado demanda espacios de coordinación, y el sistema debe asegurar los contenidos. Se acierta cuando se explicita el porqué de cada ajuste y se publica con cierta antelación suficiente.
Consejos prácticos para planificar el curso con los calendarios escolares en España
- Comprueba dos niveles siempre: el calendario autonómico y el del centro. El primero fija el marco, el segundo agrega los días de libre predisposición, salidas y acontecimientos propios. Reserva con margen los campamentos y colonias de verano. Las plazas vuelan en mayo, y conocer el fin de curso real de tu comunidad te ahorra cambios caros. En años con puentes largos de diciembre, reduce esperanzas académicas en casa: mejor pequeñas rutinas de lectura y cálculo que intentar avanzar temario. Si tu municipio tiene fiestas fuertes en el mes de abril o mayo, mira el calendario del tercer trimestre con lupa. Una semana con 3 no lectivos desbarata horarios de actividades. Guarda en el móvil los boletines oficiales con tu calendario. Cuando surja la duda, es mejor ir a fuente que a cotilleos de conjunto.
Por qué el calendario influye en resultados y bienestar
No es solo cuestión de logística. El calendario afecta al aprendizaje, al reposo y al clima del sala. Un arranque de septiembre demasiado denso, con temperaturas altas y sin adaptación, dispara conflictos y fatiga. Un diciembre a saltos puede romper la progresión en lectoescritura o en matemáticas. Marzo y abril, con Semana Santa por el medio, piden secuencias didácticas que resistan interrupciones. En el tercer trimestre, con calor, toca ajustar actividades prácticas y salidas para sostener el interés. Estas decisiones se toman en claustros, mas la familia puede acompañar si conoce el mapa de festivos y puentes.
La patentiza que manejamos en centros es clara: los cursos con comunicación temprana del calendario y coherencia en evaluación producen menos ausencias, menos retrasos y mejores resultados en pruebas internas. El calendario escolar España no es una simple lista de datas, es la base operativa del año.
Cómo cambian las cosas si hay EBAU, FP o enseñanzas artísticas
Quien prepara la EBAU vive el calendario con más intensidad. La segunda quincena de mayo y la primera de junio concentran exámenes finales, repasos y, en ciertos territorios, la propia EBAU temprana. Esto obliga a los institutos a cerrar Bachillerato ya antes que el resto y a organizar refuerzos. Los puentes de mayo se transforman en días estratégicos para revisar, no tanto para viajar. Un consejo realista: pacta con tu hijo o hija bloques de estudio y, si hay salida, que sea corta y lejos de la tentación de prolongarla.
En FP, los módulos FCT y los proyectos integrados mueven fichas. Los pupilos pueden estar ya en empresa cuando el resto se va de puente, o del revés. Los tutores de FCT acostumbran a marcar calendarios propios. Es conveniente anotar esas fechas aparte y coordinarlas con la familia y el trabajo.
Las enseñanzas artísticas, escuelas oficiales de idiomas y conservatorios también publican calendarios concretos. Acostumbran a ajustarse al general de la comunidad, pero con evaluaciones y audiciones en semanas muy específicas. Si hay conciertos o exámenes prácticos, los puentes son días de ensayo, no de desconexión total.
Herramientas sencillas que marcan la diferencia
A falta de sistemas perfectos, tres hábitos funcionan año tras año. Primero, un calendario compartido en el móvil con color por hijo o etapa. Segundo, recordatorios automáticos una semana ya antes de cada cambio de rutina, por poner un ejemplo, comienzo de horario intensivo de junio. Tercero, un documento breve donde anotar de qué manera fue la planificación el año anterior. Si descubriste que el puente de diciembre te descuadró la logística, pensar en ello en septiembre permite pedir vacaciones con adelanto o reservar una actividad.
Para quienes manejan un AMPA o una dirección de centro, la claridad de la comunicación pesa más que cualquier otra cosa. Un PDF con las fechas en lenguaje liso, ejemplos de semana tipo y teléfonos para dudas evita mil correos cruzados. Y publicar el calendario en septiembre no impide comprobar en el primer mes del año si hay cambios relevantes, como fiestas locales trasladadas o adaptaciones por ola de calor.
Qué mirar cuando comparas calendarios entre comunidades
El ejercicio de comparar calendarios escolares en España atrae de año en año, y no solo por curiosidad. Si trabajas en una autonomía pero vives en otra, o tienes familia en provincias diferentes, el baile de fechas afecta. Hay tres factores que asisten a equiparar con sentido: cuándo comienza y acaba cada etapa, de qué forma se distribuyen los descansos intermedios y cuántos días de libre predisposición hay y dónde se ponen. A partir de ahí, la elección de actividades, vacaciones y exámenes ya no va a ser un rompecabezas.
También conviene analizar la cercanía con el calendario laboral. Hay años en los que el seis y 8 de diciembre caen de forma que el puente es ineludible. Si tu empresa no flexibiliza, quizás vas a poder utilizar los días de libre predisposición del centro a favor tuyo. Eso sí, no presiones al consejo escolar sin entender que hay zonas rurales donde regular sendas de transporte y comedores limita el margen.
Mirando más allá del papel: calor, salud y emergencias
El papel lo aguanta todo, pero la realidad altera calendarios. En los últimos años, varias comunidades han aprobado protocolos por olas de calor o por yerro de aire, que pueden implicar adaptación de horarios, suspensión de actividades al aire libre o, en casos extremos, no laborables. Las epidemias o las huelgas sectoriales asimismo dejan su marca. Cuando pasa, los centros informan por los canales oficiales y, si hay que recobrar días, lo señalan con tiempo. Es importante no improvisar y ceñirse a lo que comunique dirección, que es quien está en contacto con inspección educativa.
Un calendario bien entendido ahorra tiempo y estrés
Si dominamos la lógica del calendario, todo fluye. Escoger extraescolares que encajan con los trimestres, no programar viajes en la semana de evaluación, prever que junio trae horario intensivo y menos comedor. En casa, prever turnos de abuelos o canguros con puentes largos. En el sala, ajustar proyectos para que no zozobren entre festivos. Nada de esto es glamour, pero sí eficiencia.
Al final, el calendario escolar es la columna vertebral de la vida educativa y familiar. Aprender a leerlo, equipararlo y anticiparte te da el beneficio que de verdad cuenta: tiempo bien usado. Cuando miras el curso entero con perspectiva, los puentes dejan de ser sustos, las vacaciones se disfrutan sin sobresaltos y las semanas laborables ganan calidad. Y ese es el propósito que compartimos, da lo mismo la comunidad autónoma, la etapa o el rol que tengas en la escuela.